El colágeno es la principal proteína de los tejidos conectivos del cuerpo. Garantiza la integridad, elasticidad y resistencia de la piel, cartílago y huesos.
El colágeno es una triple hélice construida con tres cadenas de aminoácidos, que forma fibras sólidas y proporciona estructura al cuerpo. El colágeno es la proteína más abundante del cuerpo humano y representa el 30 % del contenido total de proteínas. Garantiza la integridad, elasticidad y resistencia de los tejidos conectivos de nuestro cuerpo, y por tanto mantienen la forma y la función de nuestra piel, cartílagos y huesos.
En nuestro organismo existen diferentes células responsables de la producción de colágeno. Las células utilizan determinados aminoácidos como bloques funcionales para las largas cadenas que se enrollan en la triple hélice de colágeno. A continuación se organizan varias hélices en las fibras sólidas para ofrecer al tejido estructural, flexibilidad y capacidad para resistir la fuerza.
El colágeno constituye el 75 % del contenido de masa seca de la piel. Un componente clave de la estructura de la piel, las fibras de colágeno, proporcionan la infraestructura para la elastina, que mantiene la elasticidad de la piel, y para la retención de la humedad por parte del ácido hialurónico.
Los tendones son tejidos conectivos fibrosos y fuertes que conectan los músculos a los huesos. Durante la contracción de los músculos, el papel de los tendones es transmitir fuerza y resistir la tensión. Los tendones contienen un 85 % de colágeno tipo I y también proteoglicanos.
El cartílago articular está compuesto por bloques funcionales celulares (condrocitos), que producen una matriz extracelular, constituida por colágeno y proteoglicanos (principalmente agrecano). Las fibras de colágeno constituyen hasta el 70 % del cartílago y son responsables de su estructura y resistencia, mientras que los proteoglicanos sirven como lubricante para la articulación.
Representando aproximadamente el 90 % de la masa ósea orgánica, el colágeno proporciona el armazón estructural sobre el que se fijan el calcio y otros minerales. Las fibras de colágeno también favorecen la flexibilidad ósea.
Descubra algunos hechos sobre el colágeno: su presencia en
el cuerpo humano y sus efectos sobre nosotros.
El colágeno es un elemento vital de nuestro cuerpo, pero con el paso de los años producimos cada vez menos colágeno. Descubra cuándo empieza este proceso y cómo afecta a su cuerpo.
Nuestro cuerpo produce colágeno de forma natural. Alrededor de los 30 años empezamos a producir menos colágeno por eso cada vez son más las personas que recurren a soluciones de colágeno ingeribles.
El colágeno es producido naturalmente y con abundancia por el cuerpo humano.
El colágeno tipo II se diferencia del colágeno tipo I en algunos detalles de su composición: el orden de los aminoácidos en las cadenas difiere ligeramente entre el tipo I y el tipo II. El tipo II está compuesto por tres cadenas de colágeno idénticas, mientras que la hélice del tipo I contiene dos cadenas idénticas y una tercera cadena distinta.
En nuestro cuerpo hay muchas formas distintas de colágeno:
el 80-90 % son colágeno de tipo I, II o III.
La estructura fibrilar de cada tipo es la misma: tres largas cadenas de aminoácidos en una estructura compacta de triple hélice, pero a nivel molecular existen importantes diferencias.
El colágeno tipo I forma las triples hélices más largas. Esto facilita que la estructura del colágeno tipo I sea enormemente adecuada para formar redes sólidas de fibras que pueden estirarse sin romperse. Estas estructuras elásticas proporcionan apoyo y flexibilidad a nuestro cuerpo.
El colágeno tipo I está repartido por todo el cuerpo humano: compone más del 90 % de la masa ósea orgánica y comprende una parte importante de nuestra piel, tendones y ligamentos.
El colágeno tipo II es la forma de colágeno presente en el cartílago (el cartílago no contiene colágeno tipo I). Y lo que es más importante, se produce en una matriz natural con los glicosaminoglicanos (GAGs). Mientras que el colágeno tipo II proporciona resistencia a la tracción y elasticidad al tejido, los GAG lubrican el cartílago, además de conformar una matriz perfecta para absorber golpes y soportar el estrés.
El colágeno tipo III se encuentra a menudo acompañado del tipo I. Por ejemplo, cuando nuestra piel se recupera del daño, aparece el colágeno tipo III como tejido cicatricial. También puede encontrarse en las paredes de nuestros vasos sanguíneos, donde desempeña un papel fundamental para su elasticidad.
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